Metodologías ágiles: qué son, para qué sirven y tipos

Metodologías ágiles: qué son, para qué sirven y tipos

Hoy en día, ya nadie puede decir que la transformación digital para la gestión de las empresas es algo opcional. Subirse a este carro ha pasado de ser algo que era muy remoto a convertirse en una absoluta obligación.

Autor: Antonio Ruiz
Design management
21 de Abril de 2022

Es por esta razón por la que cada vez son más las compañías que, para lograr que su transformación digital sea absoluta, incorporan alguna de las diversas metodologías ágiles que existen en la actualidad, y de las que se hablará en el presente artículo.

Gracias a estas metodologías ágiles es posible, entre otras muchas ventajas, obtener unos productos o unos servicios mejores, realizados en menor tiempo y con menos coste para la empresa. Empecemos.

¿Qué son las metodologías ágiles realmente?

Dentro del design management, las metodologías ágiles se pueden definir como aproximaciones realizadas a la forma de crear y diseñar los productos o servicios de una empresa. Es importante, para que se consideren como tal, que este enfoque se adapte a lo que se expone en el Manifiesto Ágil.

Estas metodologías persiguen un objetivo común: el de lograr que el producto final sea adecuado, entregado de forma incremental y en pequeñas porciones, digamos, que no mermen su funcionalidad. Además, una de sus principales características es que permiten que el cliente constantemente proporcione su feedback, y que se puedan modificar aspectos del producto en caso de hacer falta.

Suponen un intento de eliminar los inconvenientes y problemas que se generaban tradicionalmente con los métodos waterfall. En virtud de estos, las empresas tenían que entregar productos ingentes en mucho tiempo. Esto provocaba que el producto final no fuese lo que el cliente necesita, ya que incluso podía hasta cambiar lo que requería. 

 

Metodologías ágiles: qué son, para qué sirven y tipos

 

¿Cuáles son las metodologías más usadas?

Las empresas, como decimos, cada vez están haciendo un mayor uso de estas metodologías ágiles, puesto que encuentran en ella muchas ventajas. A continuación, señalaremos cuáles son las que se pueden utilizar en la actualidad, algunas más populares y empleadas que otras.

Metodología SCRUM

Esta metodología ágil fue elaborada por Jeff Sutherland y Ken Schwaber, y lo que persigue es crear un marco sencillo en el que se puedan trabajar proyectos que sean complejos.

Una característica común a todas las metodologías, y también a la SCRUM, es que se trata de formas de trabajo iterativas. Esto quiere decir que el flujo se divide en pequeños hitos que la metodología que nos ocupa denomina 'sprints'. Los equipos que suelen trabajarla cuentan con entre 7 y 9 personas.

En esta metodología, los proyectos que se abordan suelen dividirse en estos sprints -ciclos cortos- que conllevan entre dos y tres semanas de trabajo. La cuestión fundamental es que tras cada Sprint debe haber un hito, un entregable completamente funcional.

Kanban

Esta y la anterior son las dos metodologías ágiles más conocidas y más utilizadas. En el caso de Kanban, la desarrolló en los años 2000 David Anderson como respuesta a los problemas planteados por Scrum, concretamente.

Si bien, y como hemos dicho, se pretendía hacer periodos cortos de trabajo con los sprints, ese ciclo a veces era demasiado largo, por lo que al final no se cumplían los compromisos. Por ello, la metodología Kanban apostó por la entrega continuada de piezas. Así el cliente podía proporcionar feedback más rápido.

Es un sistema visual de gestión de proyectos, de modo que se pueden ver dónde se producen los inconvenientes para solucionarlos rápidamente.

 

Metodologías ágiles: qué son, para qué sirven y tipos

 

¿Qué otras metodologías ágiles existen?

Si bien las dos anteriores son las más conocidas, existen otras metodologías ágiles, como las que vamos a señalar a continuación.

BDD

Behavior Driven Development (BDD) es una metodología ágil que se orienta al comportamiento. Dan North la creó en 2003 como una evolución de la metodología TDD (Test-Driven Development). La intención de esta metodología es que las personas no técnicas participaran en el proceso de creación de la funcionalidad técnica de un sistema.

Así, hace uso de conceptos de lenguaje universal que fomentan la colaboración con o sin conocimientos técnicos en un proyecto. El proceso de desarrollo BDD se basa en la redacción de escenarios de prueba y características. Estos contienen los requisitos y los criterios de aceptación del comportamiento del sistema. Indican qué necesita la funcionalidad para ponerse en marcha, qué se hará a continuación, y cuáles serán los resultados tras su ejecución.

Extreme programming

Desarrollada por Kent Beck a principios de los años 90, busca que las relaciones interpersonales sean el motor del desarrollo del producto o servicio. De las metodologías ágiles, es la que más trata de fomentar el trabajo en equipo y el buen ambiente de trabajo. En ella se trabaja por parejas, uno trabaja y otro observa, y en otro momento cambian las tornas. De esta forma, ambos se supervisan.

¿Qué ventajas tienen las metodologías ágiles?

Son numerosas, pero nosotros enumeraremos algunas de las principales.

En primer lugar, consigue que la calidad del producto que se entrega sea mayor. Al encontrarnos ante un entorno y una visión proactiva de todo el equipo, siempre se aspira a hacerlo mejor. Por otro lado, la revisión por parte del manager y del cliente hacen que el resultado sea mejor.

Lo anterior provoca que el cliente quede mucho más satisfecho con el producto final, porque se adapta a sus necesidades.

Algo que es importante, y que incide directamente en la calidad del producto final es la motivación de los trabajadores; un valor añadido que se consigue con las metodologías ágiles. Al tratarse de equipos que se autogestionan, el trabajo es mucho mejor porque pretenden superarse siempre. En la misma línea, los equipos tienen que trabajar de forma conjunta, unos profesionales con otros, y así el trabajo no solo se organiza mejor, sino que fluye de una forma más óptima. 

Por otro lado, la posibilidad de que siempre se pueda revisar el trabajo no solo contribuye a que el resultado sea mejor, sino a que haya un mayor control sobre el producto en sí, pero también sobre los posibles cuellos de botella que se puedan producir.

Por último, pero no menos importante, también lleva adjunta la reducción de los costes, ya que los errores y dificultades que se producen se pueden ir solucionando por el camino.

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