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7 días para una compra sin plástico

Zero Waste España propone dejar de consumir, durante 7 días, todos los productos alimentarios con exceso de envoltorios que acaban convertidos en residuos.

Autor: Óscar Guayabero
Diseño gráfico
5 de Junio de 2019

 

Justo en esta semana, Zero Waste España propone dejar de consumir, durante 7 días, todos los productos alimentarios con exceso de envoltorios que acaban convertidos en residuos. Se trata de que los consumidores rechacen los envoltorios de plástico en productos de alimentación, del 3 al 9 de junio. Es decir, no todos los plásticos, sólo los usados en alimentación, que ciertamente es uno de los sectores que más utiliza ese soporte. Es, simplemente, hacer la compra alimentaria intentado no generar residuos plásticos. Así de entrada, si uno observa un supermercado de cualquier franquicia, el reto parece insalvable. El plástico es omnipresente. Por tanto, quizás una de las decisiones para esta semana es comprar a minoristas de proximidad. Ir al mercado con un capazo y no usar bolsas puede ser posible, quizás llevando recipientes reutilizables desde casa para poner los productos que necesiten estar cerrados herméticamente. Comprar a granel, no usar productos precocinados y hacer cola en la charcutería, en lugar de comprar los blisters y bandejas de porex.

 

 

Pero más allá del reto de esta semana y del sector alimentario, que me parece interesante para intentar cambiar hábitos, cabe preguntarse que puede aportar el diseño a esta problemática. Queremos ser parte del problema, diseñando más y más envoltorios desechables, hechos de plástico o intentamos ser parte de la solución. Bruce Mau, afamado diseñador gráfico convertido en activista climático, dice: “Los diseñadores tenemos que formar parte de la discusión sobre sostenibilidad, ecología e infraestructuras, porque prácticamente todo lo que hacemos y cómo lo hacemos no es sostenible y no podemos persistir en esta praxis”.

Recordemos las 3R: Reducir, Reutilizar y Reciclar, por este orden. No pensemos directamente en hacer que los materiales sean reciclables, pensemos antes en reducir al máximo su número y cantidad. Pensemos si pueden ser reusados en diversas ocasiones. Solo cuando hayamos llegado a ese punto, pensemos en que aquel mínimo material que no pueda ser reutilizado, sea reciclable. Yo añadiría una R más: Ralentizar. Intentemos que aquellos objetos en los que trabajemos fomenten la baja velocidad, la calma, el consumo slow. Descartemos soluciones fast, porque a más velocidad más consumo.

Vale la pena poner en valor aquellos que ya han entendido que la sostenibilidad no es un gasto si no una inversión. La mejor inversión, diría, porque es la que hará posible la vida en el futuro. Así que está pequeña recopilación de embalajes para alimentos, está para mostrar que se puede diseñar sin exceso de embalaje y además sin perder capacidades de comunicación ni belleza.

Un envase ecológico para un producto de proximidad y agricultura sostenible, las ensaladas. Mâche Nantaise ha conseguido desarrollar un envoltorio con un solo plástico reciclado y reciclable y una base de cartón reciclado encerado para evitar problemas de humedad. El envase tiene otras ventajas como poder comer la ensalada en el mismo envase y mantener su forma y propiedades intactas hasta el momento de comerla. Mâche Nantaise es una denominación de ensalada francesa. Goza de una designación protegida por indicación geográfica protegida.

 

 

Sin cambiar de forma, se puede cambiar de material. Ese es el caso del bioplástico PLA, un polímero vegetal derivado del maíz. Esta característica lo hace 100% biodegradable y compostable. No es apto para alimentos o líquidos a una temperatura superior a los 45ºC, en cambio es perfecto para alimentos fríos y para almacenar en el frigorífico o congelador. En apariencia no hay ninguna diferencia con el plástico habitual, por lo que es recomendable una buena gráfica que explique sus características y capacidades.

Un supermercado tailandés ha dado con una solución sencilla, económica y sostenible: envolver los alimentos frescos en hojas de plátano. La propuesta del supermercado Rimping en Chiangmai (Tailandia) ya se ha hecho viral en redes sociales. Al contrario de las bandejas de poliestireno, las hojas de plátano son orgánicas, por lo que pueden usarse como compost y dejar nutrientes importantes al suelo. Además, las hojas del árbol de plátano son largas, delgadas y flexibles, estas características permiten hacer un envoltorio fácilmente. Por si fuera poco, su superficie se asemeja a la cera y esto les da una propiedad impermeable única. En Tailandia, las hojas de banano están disponibles durante todo el año, por lo que no escasean y pueden permitirse continuar esta tendencia. Parece ser que la cadena de supermercados Aldi, está explorando una iniciativa en esta línea y han empezado por sus comercios en Reino Unido.

 

 

Llegando al extremo Slow, está esta doble botella para Slow Down una bebida que se anuncia como antienergética. Se trata de una leche vegetal relajante en dos botellas de vidrio unidas en el medio para parecer a un reloj de arena. Las botellas se giran para separarlas en dos porciones. Los cuellos estrechos de los recipientes significan que la bebida, tarda más tiempo para servirse. "Nuestra idea principal fue diseñar un paquete que provoque la creación de un nuevo ritual de consumo", dijo Aleksandra Wiśniewska de Opus B, el estudio autor de este pack. "El paquete crea un pretexto para detenerse, pensar y capturar un momento para ti mismo". Es un proyecto más conceptual que real, pero apunta un camino interesante.

 

 

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