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El diseño de un mástil de alto valor simbólico

En la celebración de los 50 años del aterrizaje a la luna, rescatamos la historia de la bandera que requirió del diseño de un nuevo mástil para ondear manteniendo todo su esplendor.

Autor: Jordi Blasi
Diseño de producto
1 de Agosto de 2019

 

El 21 de julio del año 1969, Neil Armstrong pisaba la luna por primera vez. Lo hizo en una de las misiones lunares financiadas por el Gobierno de los Estados Unidos -la Apollo 11- y en el contexto de la carrera espacial que libraban con la Unión Soviética en el afán por liderar la exploración espacial.

 

El éxito de aquella misión se repitió sucesivamente hasta 1972, año a partir del cual no ha habido nuevas misiones tripuladas a la luna. Este laxo tiempo sin volver a pisar el astro abrió la veda a las teorías conspirativas, construidas a menudo a partir de falsos relatos y datos inexactos, pero sostenidas a través de los sugerentes testimonios gráficos que nos dejó aquella primera expedición. Una de ellas hace referencia a la bandera de los Estados Unidos, que en las imágenes aparece erguida, en un entorno que carece de atmósfera.

 

El aterrizaje a la luna sería retransmitido en directo y por ello debía planificarse hasta el último detalle. Unos meses antes se creó un comité encargado de definir el guion de aquella expedición, que incluiría durante los primeros minutos del desembarco, el plantar una bandera de los Estados Unidos. Un gesto que, a pesar de que la ONU había prohibido reclamar el control territorial sobre el satélite, a nadie escapaba su alto valor simbólico.

 

Pero el principal problema de aquella escenificación fue que sin aire, una bandera amarrada en un poste  colgaría flácida. Por ello era necesario diseñar un nuevo mástil para que la enseña, plantada a 384.000 kilómetros de la tierra, mantuviera todo su esplendor.

 

El ingeniero Jack Kinzler, integrante de la NASA, fue el encargado de diseñar el nuevo mástil para la bandera. Una solución prevista de un poste vertical convencional, pero que disponía de unas bisagras en la parte superior que lo unían a una varilla que sujetaba la bandera en posición horizontal. Una solución sencilla y efectiva para la que Kinzler se inspiró a partir de unas cortinas domésticas. Un buen diseño posibilitaría una de las imágenes más comentadas de los últimos 50 años.

 

Mástil y bolsa térmica de la bandera plantada por Neil Armstrong en la luna. © NASA

Dibujo original del mástil diseñado por Jack Kinzler

Fotografía de la bandera erigida gracias a su mástil. © NASA  

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