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Ambientalismo y pensamiento ecológico

“Hemos ganado Google Earth, pero hemos perdido el mundo. Aquél lugar en el que nuestras acciones cobran sentido” - Timothy Morton

Autor: Jordi Blasi
Diseño de producto
3 de Enero de 2020

En su libro “El Pensamiento Ecológico” Timothy Morton distingue entre ambientalismo, que identifica como respuesta a la crisis ecológica y ecologismo, que sitúa en aquella dimensión que atañe al espacio, el tiempo y a conceptos como la belleza, la fealdad, el dolor o el capitalismo: “Hemos ganado Google Earth, pero hemos perdido el mundo. Aquél lugar en el que nuestras acciones cobran sentido”. 

Partiendo de esta premisa, y en ocasión de la última edición del “ADI Making Of…” sobre Ecodiseño, que organizaron el pasado mes de diciembre el Adi-Fad y la Agència de Residus de Catalunya, en el que se presentaron algunos de los productos ganadores del último certamen del Premio Catalunya Ecodisseny 2019, resulta interesante preguntarnos hasta qué punto el diseño, en su misión de servir a la sociedad, y más allá de introducir criterios ambientalistas, lidera también una conciencia ecológica en los términos que establece Morton. 

Entre los productos seleccionados para el “ADI Making Of…”, el diseñador Gerard Arqué presentó Alpine: Una serie de elementos modulares editados por Escofet, de fácil instalación y adaptables a cualquier espacio público, que combinan el hormigón reciclado (opcionalmente con agregados de restos de escoria proveniente de la industria siderúrgica) con asientos y respaldos de madera. Durante la presentación, un video de poco más de un minuto nos sitúa el banco en un bosque. Un espacio en el que el objeto, desprovisto de cualquier gesto formal innecesario, se integra a la perfección, a la umbría de las ramas de los árboles y a cobijo de la propia naturaleza.

Banco Alpine, diseño de Gerard Arqué. Escofet

Para su diseño, se han tenido en cuenta aspectos medioambientales, entre los cuales la fácil modularidad o reparabilidad y que tienen en cuenta tanto el ciclo de vida del producto como la reducción de la huella ecológica. Un factor por el cual Noem Carl, la butaca diseñada por Àlex Jiménez, de Nutcreatives, recibió también una mención.

Noem Carl, diseño de Àlex Jiménez. Nut Creatives

Ideada en haya maciza europea con certificación FSC, contrachapado libre de formaldehido, acero 100% reciclado y tapizada en poliéster y espuma de poliuretano, la butaca Noem Carl está concebida por piezas, previendo su reparabilidad o, terminada su vida útil, su fácil reciclaje. El sillón, que iniciará en breve una ronda de Crowdfunding, incorpora aspectos ambientalistas con una reflexión acerca del modelo de consumo y la sostenibilidad en el marco capitalista.

Núria Nubiola, por su parte, presentó Infinit Denim: Un tejido fabricado en hilo proveniente del reciclaje de tejanos en desuso. Un proyecto todavía en fase de desarrollo por la start-up Back to Eco y que posibilita el reciclaje de una prenda extremadamente popular, pero que la industria había dejado de lado en favor del reciclaje del poliéster. La huella hídrica de un quilo de algodón virgen necesario para la fabricación de unos pantalones tejanos es de unos 10.000 litros de agua, por lo que abordar el reciclaje de esta materia contribuye también a prolongar la vida de este recurso natural vital.

Infinit Denim Back to Eco, de Núria Nubiola

En la categoría Diseño joven, Cristina Bonamusa presentó HBEE: Un espacio de nidificación para abejas solitarias, esenciales para el desarrollo ecológico por su efecto polinizador y que representan el 75% de las 20.000 especies de abejas existentes.

Hotel de abejas Hbee, diseño de Cristina Banamusa

Júlia Ciurana presentó “El Jardí del Refugi”, una mesa de cultivo móvil construido con elementos sencillos entre los cuales ruedas, palets, o travesaños de madera, ideado como proceso de terapia de personas vulnerables y que prevé el autoconsumo previsto en la horticultura en el contexto urbano.

El Jardí del Refugi, diseño de Júlia Ciurana

Finalmente, Yoel Cruz presentó Frutag: Un dispositivo manual para el marcaje artificial de la fruta con tinta comestible. Un objeto que aborda la necesidad de desmaterialización evitando el uso de papeles, plásticos y adhesivos, pero que a la vez reflexiona, tal y como explicó su autor durante su presentación, sobre la propia acción de marcar el objeto. Una acción de control de nuestro entorno, vinculada a la posesión, y que describe a su vez, una manera de entender el mundo, según Timothy Morton, ecológicamente poco sostenible.

Frutag, diseño de Yoel Cruz Fernández

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