Fundamentos de la jardinería ecológica para un futuro sostenible

Fundamentos de la jardinería ecológica para un futuro sostenible

La jardinería ecológica permite mantener el entorno y embellecerlo minimizando las externalidades negativas, aplicando una metodología basada en prácticas sostenibles como el ahorro de agua, el uso de plantas autóctonas y el compostaje natural. Conoce cómo aplicarla con garantías.

Autor: Elena González
Diseño de espacios
2 de Enero de 2025

La jardinería ecológica se ha convertido en un imperativo por razones medioambientales y económicas. Como muestra, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, desarrollada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, pone el foco en la sostenibilidad. Eso implica un uso optimizado de los recursos. El futuro de la arquitectura sostenible está en constante cambio, por ello con nuestro  Máster en Paisajismo y Urbanismo Sostenible puedes conjugar embellecimiento y sostenibilidad medioambiental en sectores como el diseño paisajístico, la planificación urbana y la gestión medioambiental.

Jardinería ecológica: los principales fundamentos

Conviene tener claro que la jardinería ecológica une varios aspectos que no se pueden abordar de forma aislada. Por ello, una gestión sostenible de la jardinería requiere de un enfoque integral con acciones concretas. Así, no basta con plantearse solo el establecimiento del jardín o el espacio público desde ese criterio; sino que también es necesario o cuidarlo y mantenerlo posteriormente. Solo así es posible hablar de sostenibilidad a largo plazo. 

En esta línea, existen unos fundamentos básicos que, si se aplican correcta y constantemente, servirán para crear espacios ajardinados estéticos y respetuosos con el entorno:

1. Fertilizar de forma adecuada el suelo

El primer paso para la jardinería ecológica pasa por fertilizar el suelo de forma adecuada. Y esto empieza ya en la fase de compostaje, cuando se prepara el suelo para los cultivos. En este sentido, se tendrán que priorizar los materiales naturales y los residuos orgánicos que se generen y que se puedan aprovechar. 

Si bien es posible que no haya suficiente fertilizante natural, se puede optar por una concepción circular. Es decir, buscar la materia en zonas próximas para, de esta manera, reducir el impacto en la huella de carbono. Todo esto contribuirá, a largo plazo, a un entorno más limpio, utilizando correctamente los recursos. 

2. Jardinería xerófila: optimizar el consumo de agua

La xerojardinería es aquella que se enfoca en minimizar el consumo de agua a lo mínimo imprescindible para mantener en perfectas condiciones el ciclo vital de las plantas.

Hay varias estrategias para lograr este objetivo: desde el cultivo de plantas autóctonas a la introducción de cultivos transgénicos, pasando por la reducción de abonos y pesticidas contaminantes. Asimismo, se otorga una especial importancia al control de los sistemas de riego para mejorar la eficiencia, priorizando métodos eficientes como el sistema gota a gota o la microaspersión.

Se estima que, incluyendo todas estas técnicas, es posible lograr un ahorro considerable de agua, concretamente hasta el 75 %. Indudablemente, esta es una ventaja, tanto para espacios privados como públicos, lo que refuerza la importancia de integrar la jardinería xerófila en el paisajismo. 

 

jardinería ecológica

 

3. Jardinería ecológica en la gestión de los residuos

La gestión de los residuos también desempeña un papel fundamental en la promoción de una jardinería ecológica y sostenible. Aquí, las “Tres R (reciclaje, reutilización y reducción) se cumplen perfectamente, puesto que el objetivo final es reducir la huella de carbono. 

Como ejemplos prácticos, el reciclaje puede aplicarse en residuos como las piedras, que podrían servir para fijar o delimitar caminos. La reutilización, por otro lado, se refleja en los residuos orgánicos que se generan, como restos de poda o vegetación, que pueden servir para hacer compost. Y, finalmente, la reducción se logra como resultado de las dos prácticas anteriores, ya que se reduce la cantidad de elementos desechados.

Por todo ello, incluir este enfoque cuando se gestionan los residuos contribuye a que se cierre el ciclo de forma sostenible en el ámbito de la jardinería.

4. Minimizar el uso de materiales químicos no ecológicos

En ocasiones, el uso de productos químicos resulta inevitable, como ocurre con los pesticidas para combatir determinadas plagas. Sin embargo, el objetivo es reducirlos al mínimo uso indispensable, hasta el punto de que no sean necesarios. 

¿Cómo lograr esta meta? En primer lugar, planteando  desde el principio cultivos y remedios naturales. Por otra parte, mediante la sustitución paulatina de fertilizantes y plaguicidas químicos por soluciones naturales, disponibles en el mercado, o elaborarlas de forma artesanal. Además, se pueden emplear técnicas como la rotación de cultivos, que mejoran la resistencia natural del jardín y contribuyen a mantener el equilibrio ecológico.

Sin embargo, es importante fijar un plazo de transición fijo, sobre todo si se está actuando en espacios ya creados. Esto se debe a que la transición hacia prácticas sostenibles requiere de tiempo y constancia.

5. Promover el control de la biodiversidad del jardín

El control de la biodiversidad del jardín es otra de las maneras efectivas de implementar la jardinería ecológica. Para ello, es necesario considerar estos dos aspectos: 

  1. La climatología del lugar: un clima mediterráneo tiende a una biodiversidad distinta a la de un clima oceánico o de montaña. Por ejemplo, una palmera o un cactus funcionarán mejor en un clima mediterráneo, que no necesita la misma cantidad de agua que en otros contextos. 
  2. Los equilibrios entre especies: en el ecosistema de los insectos y hongos, unas especies actúan como depredadoras de otras. Por ello, la biodiversidad bien equilibrada y controlada puede ser beneficiosa para garantizar la sostenibilidad del espacio natural diseñado.

Siempre será preferible reducir al mínimo la necesidad de utilizar remedios contra plagas. Esto se logra teniendo en cuenta el balance de especies que depredan de forma natural a otras. Cuantas más especies haya en equilibrio, mayor biodiversidad; de esta manera, la biodiversidad del espacio tenderá de forma natural al equilibrio.

 

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6. Crear jardines y espacios naturales humanizados

Finalmente, la jardinería ecológica también comprende el diseño de los espacios, ya que los jardines y los espacios naturales humanizados pueden influir en la sostenibilidad ambiental. 

Esto será posible siempre y cuando se adapten a las preferencias del ser humano. En ese sentido, conviene recordar un aspecto que en ocasiones se pasa por alto en el diseño de jardines y espacios: hay que lograr que estos sean funcionales a la par que sostenibles.

Aprende más sobre jardinería ecológica

La jardinería ecológica permite embellecer de una forma sostenible y humana todo tipo de espacios naturales. Por eso, la formación específica en diseño de paisajes contempla este enfoque, tanto en el sector público como en el privado. Te animamos a que conozcas mejor la oferta de estudios de ESDESIGN, validada por la Universidad Internacional de Valencia.

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