Arte y diseño: ¿En qué se parecen y en qué se diferencian?
El uso de los términos arte y diseño se realiza muchas veces de forma errónea. Pese a sus similitudes, presentan grandes diferencias.
El uso de los términos arte y diseño se realiza muchas veces de forma errónea. Pese a tener algunas similitudes, también presentan grandes diferencias. En el caso de los directores de arte, la confusión aumenta, dada la diversidad de funciones y ámbitos que pueden abarcar.
Ellos se dedican, en sectores como la publicidad y el marketing, a generar ideas y a dar los primeros esbozos de las mismas, que después se harán realidad gracias al trabajo de los diseñadores. Por tanto, tienen ideas como los artistas, aunque su trabajo esté encaminado a dirigir la labor de los diseñadores. Los tres, el diseñador, el director de arte y el artista se mueven en bastantes ocasiones en entornos muy similares.
También comparten técnicas en algunos casos. Hace algunos años, llegaban incluso a compartir formación, pero los estudios superiores son cada vez más específicos. La dirección de arte es un área muy amplia y transdisciplinar, que requiere de su propia formación, para que quienes la cursan puedan aprender a ser visualizadores de ideas.
Arte y diseño: diferentes, pero relacionados
A pesar de la confusión que puedan llegar a generar, los términos arte y diseño llevan implícito que los productos que generan tienen una función y una finalidad distintas. Eso sí, su fin siempre depende de la persona que contempla el resultado. Así, hay quienes piensan que algunos diseños se pueden calificar de auténticas obras de arte. A su vez, hay obras de arte que terminan utilizándose como si se tratasen de diseños. Por ejemplo, mediante la integración en cartelería.
Otras diferencias entre arte y diseño son el efecto que producen en quien contempla, y las funciones que cumplen dichos trabajos. El arte es un trabajo en sí mismo. El diseño, aunque también puede serlo, suele ser parte de trabajos pensados para llevar a una acción: una compra, una elección, etc. Además, entre otras cosas, sirve para identificar a una marca o idea con un diseño determinado.
Ambas disciplinas generan obras que se pueden comprar y que pueden realizarse para obtener, en la mayoría de los casos, una cantidad de dinero que abonará quien se quede con el producto del trabajo. El diseño pretende promocionar algún producto, empresa o servicio. El arte busca provocar una emoción. En definitiva, el artista no tiene por qué dar vida a una obra funcional, mientras que el diseñador sí tiene que hacerlo.
En muchos casos las creaciones producto del arte y diseño se realizan mediante técnicas completamente distintas, lo que también las diferencia. Eso sí, sus diferencias no quieren decir que arte y diseño, en muchas ocasiones, no estén relacionados.
El arte plantea preguntas, el diseño ofrece respuestas
Además de todas estas diferencias, entre arte y diseño hay otra fundamental. Así, una obra de arte tiene como principal finalidad provocar dudas, emociones, y sobre todo, que quien la contempla se haga preguntas sobre ella o sobre las emociones que derivan de verla. El diseño, mientras, es la propia respuesta a una pregunta, y busca una audiencia determinada. Lo que busca en estos casos es que las personas a las que se dirige entiendan el mensaje que quieren transmitir.
El arte está sujeto a interpretación, y cada persona que contemple una obra puede sentir emociones muy diferentes. Pero el diseño no está tan sujeto a interpretación, es más claro en cuanto a lo que quiere comunicar.
Uno va por libre, el otro sigue pautas
En cuanto a procesos y estructuras, el arte no tiene por qué seguir ninguna. Solo sigue los deseos del artista. Si este lo decide, su obra no tiene que amoldarse a ninguna convención, movimiento o estructura. Puede o no hacerlo, pero depende de los impulsos del artista.
En el diseño sucede todo lo contrario. Siempre tiene que seguir ciertas reglas y estilos. Los diseñadores y directores de arte también siguen habitualmente unos procesos más o menos flexibles para dar vida a sus diseños. Y siempre se crea para cumplir con una función concreta. El arte no tiene por qué tener ninguna finalidad, y el artista puede crear una obra por el simple placer de hacerlo.
El diseñador, por su parte, utiliza en muchos casos ciertos elementos ya desarrollados con anterioridad. Por ejemplo, plantillas o filtros. Con ellos, el proceso de creación que aborda es más automatizado. De esta manera, puede realizar más trabajos en menos tiempo, y no tiene que repetir tareas que ya se han hecho y tiene almacenadas. Esto se debe también en muchos casos a que el precio que se paga en general por una obra de arte es muchísimo más elevado que el que se abona por un diseño. Así, el artista tiene más tiempo para experimentar y crear. El diseñador no tanto.
En la creación de una obra de arte, generalmente, no interviene nadie más que el artista. Aunque a veces puede realizar obras por encargo, generalmente los clientes que tiene no suelen inmiscuirse en el proceso creativo ni en las técnicas que utiliza. Mientras tanto, un diseñador tiene en la mayoría de los casos clientes, y debe ceñirse a sus peticiones fielmente. Por tanto, su creatividad puede verse más limitada.
Estas son las principales diferencias entre arte y diseño, dos disciplinas que tienen ciertas semejanzas y relación, pero que cuentan también con características muy dispares.