obras de arte icónicas

7 obras de arte icónicas de la historia y dónde puedes verlas hoy

¿Te has preguntado alguna vez cuáles son las mejores obras de arte de todos los tiempos? Los cuadros y piezas de los que hablaremos hoy han marcado la historia del arte por su creatividad e innovación.

Autor: Antonio Ruiz
Diseño
11 de Julio de 2025

Algunas obras de arte icónicas han pasado a la historia no solo por su técnica o por su autor, sino porque lograron transmitir un mensaje que todavía hoy podemos escuchar. Hay cuadros que han sido robados, otros que nacieron en medio de guerras y muchos que siguen generando preguntas. Esta es la idea del arte, despertar el debate e invitar a la reflexión. Cada pieza, a su manera, ha cambiado la forma en que miramos, sentimos y pensamos. En este artículo, te contamos cuáles son las obras más destacadas y por qué. 

Para quienes se interesan por el diseño, conocer estas piezas icónicas va más allá de la cultura general. Son herramientas que sirven como punto de partida para entender cómo la composición, el simbolismo o el uso del color influyen en la forma de comunicar. Si te interesa profundizar en este enfoque, nuestro máster ofrece una formación completa que combina teoría y práctica con inspiración en dirección de arte, y conecta a los referentes clásicos con las herramientas y lenguajes visuales actuales.

¿Qué hace que una obra de arte sea considerada icónica?

Una obra de arte se convierte en icónica cuando logra superar su condición de objeto estético para formar parte del imaginario colectivo. Por tanto, no trata solo de su calidad técnica o de la fama de quien la creó, sino de su capacidad para generar significado más allá de su tiempo y contexto original. Estas obras suelen condensar una idea poderosa, una emoción reconocible o una visión del mundo que conecta con públicos variados. Incluso si han pasado siglos desde su creación. 

Otro elemento fundamental es la originalidad. Las piezas que marcan un antes y un después en la historia del arte lo hacen porque introducen algo nuevo: una técnica, una forma de representar, un uso del color o una narrativa visual que no había sido explorada hasta entonces. Esa ruptura con lo establecido, junto con la calidad de la ejecución, es la que les coloca en el desarrollo de la cultura visual.

Además, una obra se vuelve icónica cuando circula, se recuerda y se reinterpreta con el paso del tiempo. Por tanto, no basta con que se la reconozca dentro del ámbito artístico. Por el contrario, es la presencia constante en museos, libros, medios, educación y cultura popular lo que determina su estatus. Al mantenerse presente, sigue siendo vigente y se continúan haciendo nuevas lecturas. De ese modo, la obra pasa a ser un símbolo reconocible para generaciones enteras.

7 obras maestras imprescindibles y su ubicación actual

Mona Lisa

La Gioconda, también conocida como Mona Lisa, fue pintada por Leonardo da Vinci y es mucho más que una obra maestra: es uno de los cuadros famosos más visitados del mundo. El retrato llama la atención por la famosa sonrisa de la modelo y por el uso del claroscuro, técnica en la que Da Vinci fue un auténtico maestro.

En 1911, la pintura fue robada del museo y desapareció durante dos años. El autor del robo fue Vincenzo Peruggia, un empleado que quería “devolver” la obra a Italia, convencido de que pertenecía a su país. Este robo disparó la fama del cuadro y lo convirtió en un fenómeno internacional, alimentado por la prensa de la época. Hoy se encuentra en París.

La sonrisa de la dama, enigmática y casi cambiante según desde dónde se mire, es posible gracias al claroscuro, que genera una profundidad casi hipnótica. Ese efecto, junto a la mirada que parece seguir al espectador, ha convertido a la Mona Lisa en una imagen universal.

La Gioconda está expuesta en el Museo del Louvre, en París, que es uno de los museos más importantes de todo el mundo. Está en una sala propia dentro de la sección de pintura italiana. Hay que pasar controles de seguridad para verla, y sorprende que su tamaño es muco más pequeño del que parece en las fotos.

 

obras de arte icónicas

 

Guernica

Guernica, de Pablo Picasso, es una de las obras de arte icónicas más conmovedoras e impactantes del siglo XX, tanto por su carga simbólica como por su fuerza visual. La temática del cuadro se basa en el bombardeo de la ciudad vasca durante la Guerra Civil Española. La pintura es, por tanto, un grito contra la guerra.

En 1937, el gobierno republicano español le encargó a Picasso la creación de un mural para el pabellón español en la Exposición Internacional de París. Al enterarse del bombardeo de Guernica por las fuerzas franquistas y alemanas, Picasso sintió una profunda indignación y decidió abandonar su idea original, para redirigir su enfoque artístico hacia la representación de la tragedia que asolaba a su país. La obra, con su paleta de blancos y negros intensos, captura el sufrimiento y la desolación de la población civil ante la brutalidad del conflicto. 

La escena está plagada de símbolos; el toro, el caballo herido o la madre con su hijo muerto. Todo parece fragmentado, como la vida durante una guerra. La elección de blancos, negros y grises subraya el dramatismo y deja claro que no hay espacio para el color de la esperanza.

El Guernica se encuentra en la segunda planta del Museo Reina Sofía, en Madrid, en una sala especialmente diseñada para alojar el mural y los bocetos preparatorios. No está permitido hacer fotos y hay un nivel de seguridad muy alto, pero merece la pena detenerse para observar los detalles y observar cómo Picasso usó la composición como herramienta de comunicación visual.

 

obras de arte icónicas

 

La noche estrellada

Vincent Van Gogh, uno de los artistas icónicos de la época del postimpresionismo, pintó esta obra mientras estaba internado en un asilo en Saint-Rémy-de-Provence. La obra es una ventana a su mundo interior y está realizada con la técnica impasto, en la que la pintura se aplica con gran espesor, casi como si esculpiera con óleo. Se encuentra en el Museo de Arte Moderno MoMA de Nueva York, que e suno de los museos de arte mundial más importantes. 

El cuadro muestra un paisaje nocturno ondulante, con un cielo en movimiento. No es una representación literal, sino una versión subjetiva de lo que Van Gogh veía y sentía desde la ventana de su habitación. Se cree que es un reflejo de su propia lucha emocional. A pesar de sus crisis mentales, esta fue una de sus etapas más fértiles en cuanto a producción artística.

 

obras de arte icónicas

 

David

El David de Miguel Ángel es uno de los iconos del Renacimiento y una de las esculturas y obras de arte icónicas más admiradas de la historia del arte. El bloque de mármol con el que se hizo había sido descartado previamente por Agostino di Duccio, otro escultor, debido a su difícil estado. Miguel Ángel, con solo 26 años, vio en él el potencial para crear algo extraordinario y convenció a las autoridades para que le dejaran esculpirlo. Tres años después, el resultado era una figura de más de cinco metros de altura, con un nivel de detalle anatómico que todavía hoy sigue sorprendiendo a quien se acerca a admirarla.

La escultura del David representa al héroe bíblico antes de enfrentarse al gigante Goliat. La perfección de su anatomía, con la tensión contenida en los músculos; la expresión serena, pero con la mirada concentrada, y la postura en equilibrio, con sensación de movimiento, revelan la habilidad y la genialidad de Miguel Ángel. El simbolismo del héroe que se enfrenta al poder también convirtió la escultura en un emblema de la República de Florencia y en una de las mejores obras del arte clásico

El David ocupa una sala central diseñada especialmente para él en la Galería de la Academia. La luz natural entra desde la cúpula superior y resalta los detalles del mármol. Aunque hay réplicas en otros puntos de Florencia, esta es la original. 

 

obras de arte icónicas

 

La persistencia de la memoria

La persistencia de la memoria, de Salvador Dalí, es uno de los grandes referentes del surrealismo. El cuadro, famoso por sus relojes derretidos, plantea una reflexión sobre el tiempo, los sueños y la percepción de la realidad. 

Dalí lo pintó en 1931, en su casa de Portlligat, y según él, la idea le surgió al observar un queso camembert derritiéndose al sol. La escena, que mezcla paisajes áridos y formas blandas, se ha interpretado como una metáfora de la inestabilidad del tiempo cuando uno sueña.

Se cuenta que Dalí pidió a Albert Einstein que firmara una foto con un reloj derretido, como guiño irónico a la teoría de la relatividad. Aunque nunca fue una colaboración formal, la idea del tiempo como algo maleable aparece en ambas visiones. Se encuentra en el Museo de Arte Moderno MoMA de Nueva York.

 

obras de arte icónicas

 

El Grito

El Grito, de Edvard Munch, es una de las obras de arte icónicas más representativas del expresionismo. Pintado en 1893, forma parte de la serie El friso de la vida y se ha convertido en símbolo universal de la ansiedad. El cuadro impresiona por la forma en que el paisaje y el personaje parecen fusionarse, como si todo gritara al unísono. Los colores intensos, el cielo ondulado y la figura central con la boca abierta crean una sensación de desasosiego casi físico.

Munch dejó escrita la inspiración del cuadro en un diario. Caminaba al atardecer por un sendero de Oslo cuando lo invadió una sensación de miedo inexplicable, mientras el cielo se teñía de rojo. “Sentí un grito infinito atravesando la naturaleza”, escribió. Esa vivencia quedó plasmada en una imagen que, décadas después, sigue poniendo los pelos de punta. Es una obra maestra que encapsula la angustia existencial y la desesperación del alma humana.

El Grito más conocido está en la Galería Nacional, pero hay otras versiones en el Museo Munch, también en Oslo. Ambas instituciones se complementan y ofrecen un recorrido amplio por la obra del artista, aunque la más icónica suele estar en la colección permanente de la Galería Nacional.

 

obras de arte icónicas

 

Capilla Sixtina

La Capilla Sixtina, ubicada en el Vaticano, es una de las obras cumbre del arte occidental. Fue el papa Julio II quien encargó a Miguel Ángel la decoración de la bóveda, en lo que se convertiría en uno de los proyectos más exigentes de su carrera.

A pesar de considerarse principalmente escultor, Miguel Ángel aceptó el reto y dedicó cuatro años a pintar una serie de frescos que narran escenas del Génesis con una técnica y una expresividad que marcaron un antes y un después en la historia del arte. Lo hizo de pie, sobre un andamio, mirando hacia arriba durante jornadas agotadoras.

El fresco más célebre es “La creación de Adán”, en el que los dedos de Dios y del hombre casi se tocan. Además, el Juicio Final, pintado años después en la pared del altar, cierra el conjunto con una visión poderosa del destino humano. Hoy, millones de personas levantan la vista cada año para contemplar lo que Miguel Ángel logró en el techo más famoso del mundo.

Forma parte de los Museos Vaticanos. El recorrido hasta llegar a ella es largo, pero la visita está organizada para que los frescos se puedan contemplar con tiempo. Está prohibido hacer fotos y siempre suele haber mucha gente, pero su impacto visual es innegable. 

El impacto cultural de estas obras en el diseño y la creatividad

Conocer dónde se encuentran estas obras de arte y visitarlas ayuda a comprender la relación que hay entre arte y diseño, desde un enfoque práctico y contemporáneo. El arte ha sido, históricamente, una fuente de inspiración para disciplinas creativas como el diseño gráfico, la ilustración, la moda o la publicidad.

Las obras de arte más icónicas no solo influyen por su estética, sino por su capacidad para plantear nuevas formas de ver, componer y comunicar. Su legado visual se traslada a composiciones contemporáneas, paletas cromáticas, gestos formales e incluso enfoques conceptuales que siguen presentes en el diseño actual.

Además, el peso cultural de estas piezas ha generado un repertorio simbólico compartido que los diseñadores utilizan como recurso para establecer conexiones inmediatas con el público. Reinterpretarlas, citarlas o transformarlas se convierte en un ejercicio estilístico, pero también una forma de diálogo con la historia de la imagen. Esta relación entre arte y diseño demuestra cómo lo icónico no permanece estático, sino que sigue vivo a través de nuevas formas de expresión visual.

Explorar estas pinturas sirve para entender cómo el arte habita el espacio y construye su propio contexto. Ver de cerca a estas obras de arte icónicas cambia la forma en que lo entendemos; ya no se trata solo de mirar, sino de interpretar, conectar y analizar cómo se construyen los mensajes visuales. Si quieres seguir aprendiendo sobre la conexión entre imagen, contexto y técnica, inscríbete en nuestro máster. 

Comparte con tus amigos