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7 inventos españoles que revolucionaron el mundo

Aunque no lo parezca, no son precisamente pocos los inventos españoles que han causado una auténtica revolución en el sector en el que se introdujeron. Para ello, en su momento, cumplían varios requisitos.

Autor: Elena González
Diseño de producto
4 de Septiembre de 2020

Aunque no lo parezca, no son precisamente pocos los inventos españoles que han causado una auténtica revolución en el sector en el que se introdujeron. Para ello, en su momento, cumplían varios requisitos. El primero es que daban solución a un problema o a una necesidad lo bastante extendidos como para que su repercusión fuese mundial. El segundo, no menos importante, que el diseño de producto planteado para solucionar el problema era el más adecuado en el momento en el que aparecieron.

Esto permitió avances que pueden calificarse de curiosos, como el que llevó al Chupachups a ponerle un palo a un caramelo. Pero, además, los inventos españoles que te presentamos a continuación revolucionaron no solo un sector; también el mundo entero.

Inventos españoles que revolucionaron el mundo: la fregona

Es quizá uno de los inventos españoles más sencillo. Pero también el que más facilitó la vida a todos los que realizan tareas de limpieza. Tanto a nivel doméstico como en las empresas. Como en el caso del Chupachups, también consistió en añadir un palo a algo. En este caso, a un conjunto de tiras de algodón. El resultado, la fregona, hizo que millones de personas dejasen de fregar los suelos de rodillas. También, que consiguiesen acelerar dicha tarea y reducir el número de horas empleadas en ello.

 

inventos españoles que revolucionaron el mundo

 

La fregona, también llamada lavasuelos en sus principios, y friegasuelos algo después, es un invento de Manuel Jalón, que lanzó su creación en 1956. Un año más tarde, su inventor comenzó a llamarla con el nombre más popular de todos: fregona.

El submarino también tiene origen español

Hoy es habitual verlo en los ejércitos, pero pocos saben que el submarino se inventó en España. No solo eso, sino que también lo perfeccionó otro español. Los primeros llegaron hacia mediados del siglo XIX. En concreto, en 1859, cuando Narciso Monturiol logró hacer funcionar y navegar bajo el agua al primero de ellos. Entonces se impulsaba a mano y era de madera, lo que limitaba bastante sus posibilidades.

Pero era un comienzo. El primer paso hacia la llegada de su evolución definitiva. Esta se produjo casi 30 años después, de la mano de Isaac Peral, que en 1888 diseñó el primer submarino en acero capaz de navegar bajo el agua. Funcionaba con energía eléctrica y supuso toda una revolución en el mundo de la navegación.

La jeringuilla desechable

La medicina y su práctica dieron un importante salto con la llegada de la jeringuilla desechable, con todo lo que suponía. Desde un coste más reducido cuando era necesario inyectar medicinas a los pacientes hasta un mayor nivel de higiene, lo que evitó infecciones y otras dolencias producidas por una desinfección deficiente de las jeringuillas que se utilizaban hasta su llegada.

Fue en los años 70 del siglo pasado cuando Manuel Jalón, del que también hemos hablado como inventor de la fregona, abrió Fabersanitas, la primera fábrica dedicada a la fabricación de jeringuillas hipodérmicas desechables. Realizadas con un material plástico, sustituyeron muy pronto a las convencionales, reutilizables y de cristal. Desde entonces hasta ahora se han fabricado y vendido cientos de miles de millones de jeringuillas desechables.

Inventos españoles hasta en el espacio: el traje de astronauta

Varios de los principales inventos españoles están relacionados con los viajes en mayor o menor medida. Como el traje de astronauta, cuyos orígenes también están en España. Conocido en sus orígenes como "escafandra astronáutica", era un traje completo con una escafandra. Ya en el año de su creación, 1935, incorporaba un micrófono y un sistema pensado para refrigerar su interior. Quienes lo llevasen puesto podían viajar hasta una altura de 22.000 pies sin daños.

Su escafandra llevaba una visera de forma redondeada y preparada para que los rayos ultravioleta no dañasen al astronauta que viajase por el espacio con él puesto. Diseñado y construido por Emilio Herrera Linares, este modelo de traje no fue el que llevaban décadas después los astronautas, pero sí sirvió de inspiración para su fabricación. Tanto en la NASA como en el resto de agencias espaciales de otros países.

El talgo, la revolución del tráfico ferroviario

El tren Talgo, que en la actualidad en España está un poco en retirada por la llegada progresiva del AVE, fue en sus inicios un auténtico revulsivo para el transporte en tren. En España ya estaba disponible en 1942, pero debido a la situación de la época, su explosión internacional no llegó hasta la década de los 60. Su inventor fue el ingeniero Alejandro Goicoechea, apoyado por el inversor Jose Luis Oriol, que aportó el capital necesario para hacerlo realidad.

Este tren, caracterizado por un sistema de rodaje distinto al de los modelos más antiguos, le permitía conseguir una mayor velocidad sin tener que emplear más potencia para ello. Su nombre es, en realidad, una abreviatura de su denominación completa: Tren articulado ligero Goicoechea Oriol.

 

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En la actualidad, los trenes modernos de tipo Talgo han mejorado bastante su diseño y están compuestos por varios coches de viajeros más cortos que los diseñados en un primer momento. Estos también son más bajos, y el material predominante en su fabricación es el aluminio.

La calculadora mecánica con operaciones básicas (y la digital)

Aunque la primera calculadora mecánica diseñada no es obra de un español, ya que la inventó en el siglo XVII el científico francés Blaise Pascal, sí lo fue la primera calculadora mecánica que era capaz de realizar las cuatro operaciones básicas en aritmética: suma, resta, multiplicación y división. Además, era capaz de hacerlas con cantidades de hasta nueve dígitos.

Obra de Ramón Verea, vio la luz en 1888, y aunque el inventor era español, el nacimiento de esta calculadora se produjo en Estados Unidos. En concreto, en Nueva York. Muchos sostienen que esta fue la inspiración para que otro español, Leonardo Torres Quevedo, descubriese la primera calculadora digital a principios del siglo XX. Fue en 1914.

Estos son solo algunos de los inventos españoles que, gracias a sus propiedades, usos y diseño, revolucionaron en su día el sector en el que se introdujeron.

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