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Las portadas son el espejo de los libros

Un buen libro empieza por la portada y éstas son capaces de transmitir parte del carácter de un libro.

Autor: Óscar Guayabero
Diseño editorial
4 de Mayo de 2018

Un buen libro empieza por la portada. Puede parecer una boutade pero los libros que me han marcado lo han hecho también con sus portadas. Me cuesta recordar un libro sin recordar su portada. Y eso supone un problema, porque muchas veces los editores vuelven a reenfundar sus libros en nuevas portadas para que parezcan novedades editoriales y mi cabeza se hace un lio entre las nuevas portadas y las que yo leí.

En todo caso, si como decía la frase popular “la cara es el espejo del alma” las portadas también son capaces de transmitir parte del carácter de un libro. Para diseñar una buena portada hacen falta procesos creativos más complejos de lo que puede parecer. Con la resaca de Sant Jordi, la fiesta del libro más internacional, os propongo dos acercamientos al diseño de portadas, uno pragmático desde la práctica y otro analítico desde la reflexión.

Peter Mendelsund (http://covers.petermendelsund.com) , pasa por ser uno de los diseñadores más prolíficos con más de 600 portadas diseñadas, entre las que se cuentan las de títulos míticos de Tolstoi, Kafka o Cortázar. Sus portadas han dado ya la vuelta al mundo. En su libro “Qué vemos cuando leemos”, reflexiona sobre como leer es también un acto de creación y como los diseñadores pueden colaborar en ese ejercicio de cocreación, entre lector, objeto editado (libro) y escritor.  En esa ecuación la portada cobra un  protagonismo innegable.  Es un libro sorprendente en el que todo diseñador gráfico podrá encontrar inspiración a la hora de enfrentarse a la cubierta en blanco de un título, y una vez leído cambiará la forma de pensar acerca de la lectura y del propio objeto libro. El libro ejemplifica la idea de que la lectura no es un proceso lineal, explicándolo con técnicas exóticas y originales. Por ejemplo, ubicando en un mapa las localizaciones de “Al faro”, de Virginia Woolf, libro del que salió la idea de Mendelsund. O encargando un retrato robot policial de Anna Karenina para ilustrar la portada.

Por otro lado, Rosa Llop (http://www.rosallop.com) , una estudiosa del diseño, publicó hace un tiempo, el que para mí es el mejor análisis sobre las portadas editoriales. “Un sistema gráfico para las cubiertas de libros. Hacia un lenguaje de parámetros” explora aquellos parámetros o principios semióticos y gráficos que entran en juego a la hora de desarrollar un proyecto gráfico. Para ello toma como objeto de análisis las cubiertas de libros, un campo de experimentación rico y acotado, especialmente idóneo para abordar cuestiones generales que afectan a la simbolización gráfica (como las formas de argumentación o codificación) así como cuestiones más concretas que inciden sobre la gramática visual y el comportamiento de las formas, colores y objetos gráficos en el espacio. La propuesta se apoya en una riquísima selección de cubiertas de libro, obra de grandes diseñadores, históricos y contemporáneos, de la talla de Daniel Gil, Coralie Bickford-Smith, Enric Jardí, Jessica Hische, Enrique Redel, Barbara De Wilde, David Pearson, Alvin Lustig, Jan Tschichold, Rodrigo Corral o Chip Kidd.

Ambos trabajos son complementarios y diría que necesarios para todo aquel que le interese el diseño editorial.

 

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