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Violeta Varona, Esther López e Iván Pérez
Máster en Diseño de Interiores

El Tiempo y lo Invisible

Así como el árbol se engalana de raíces, tronco, ramas, hojas y frutos, esta propuesta es un hábitat que representa una foresta. Un ambiente permeable que la luz que deja entrever los espacios activos y pasivos de la vivienda.

De la misma manera que el arbusto crece, emerge un diseño acorde a la armonía natural del espacio evidenciado en el dinamismo interior desde la entrada recorriendo los dormitorios, las zonas húmedas para finalizar  en la zona polivalente la cual refleja la alegría de la primavera y sus colores. Ámbito para la música y el regocijo.

Este recorrido se transforma en una membrana móvil, dinámica, que permite la mutación del lugar como en los bosques, donde el resplandor se abre paso a través del follaje y donde sus hojas son representadas en la pared como elementos hexagonales, repetitivos en el suelo de la cocina y baños, conforme se desprenden en el otoño. La escalera simboliza el camino que lidera al estío, el renacer; representada como una pieza escultórica que conduce al emplazamiento exterior de la vivienda.

En el área activa, la cocina, personifica el tronco base y guía del funcionamiento de nuestro diseño. Así como el invierno, que es sólido, recoge al hombre y lo apresta para la reflexión y la creación; resulta planteado en la extensión hacia el puesto de trabajo, logrando la unidad que se obtiene con la uniformidad presente en cada objeto y en cada detalle que conforma nuestro espacio.

 

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